En su último informe titulado "Argentina-Going Binary", el banco británico Barclays advirtió que se reducen significativamente las posibilidades de que Argentina continúe con el esquema económico actual sin modificaciones sustanciales. Según el análisis, el régimen vigente enfrenta crecientes presiones, principalmente por el bajo nivel de reservas internacionales, lo que haría necesaria una pronta redefinición del sistema cambiario.

Barclays plantea que el país necesita avanzar hacia un dólar más caro que permita reactivar la economía y aliviar al Banco Central (BCRA). En ese marco, se pregunta si ese cambio podría llegar antes de las elecciones legislativas.

El análisis pone el foco en la delicada situación de las reservas: aunque las reservas brutas rondan los U$S40.000 millones, al descontar los yuanes del BCRA (unos 13.000 millones) y los depósitos bancarios en dólares (también por 13.000 millones), la disponibilidad efectiva cae a solo 14.000 millones. Aun cumpliendo las metas de desembolsos acordadas con el FMI, Barclays estima que faltarían U$S9.000 millones para cubrir compromisos hasta 2027. Si el BCRA intentara adquirir esa suma en el mercado, las reservas netas cerrarían el mandato de Javier Milei en negativo, en un nivel similar al heredado del gobierno anterior.

El informe también señala que el tipo de cambio está actualmente en el límite superior de la banda cambiaria -al que llegó recientemente-, lo que obligó al equipo económico a intervenir. Esto, según Barclays, aumenta las probabilidades de que el Banco Central deba vender divisas antes de las elecciones para sostener el valor del dólar, lo que dificultaría seguir sin cambios hasta octubre.

“Este contexto reduce el incentivo a mantener el actual enfoque y favorece la adopción de medidas de política más audaces”, señala el documento. Para Barclays, Milei tendría ahora mayores incentivos para impulsar un giro macroeconómico que podría implementarse con costos relativamente acotados.

Según el informe, un esquema exitoso debería apuntar a tres objetivos centrales: crecimiento económico, inflación mensual controlada entre 1,5% y 2%, y una trayectoria sostenible de reservas. Esto podría generar un círculo virtuoso, con reducción del riesgo país, mayor acceso al financiamiento y menor incertidumbre política.

En cuanto al tipo de cambio, Barclays destaca que el nivel real actual es 30% más débil que en 2010, cuando la economía crecía con un déficit de cuenta corriente del 0,4% del PBI. También lo compara con el período entre mayo de 2018 y julio de 2019, cuando el tipo de cambio era 20% más débil que el actual. Con base en estos antecedentes, los analistas consideran que un nuevo techo cambiario, 40% por encima del nivel actual en términos reales, sería creíble, consignó el diario "Ámbito".

Respecto del posible impacto inflacionario de una devaluación, el informe descarta un traslado significativo a precios. Barclays considera que, como se vio en los últimos meses, el “pass-through” seguiría contenido al no estar impulsado por factores nominales, por lo que no sería necesario un fuerte salto inflacionario.

Según su análisis, una sobrevaluación real del tipo de cambio de entre 20% y 30%, con inflación en torno al 2% y una posición fiscal sólida, no representa un obstáculo insalvable para migrar hacia un régimen más funcional. El techo del tipo de cambio debería estar al menos un 40% por encima del nivel actual.

En síntesis, Barclays coincide con otros analistas que observan que un tipo de cambio real bajo dificulta la acumulación de reservas. Históricamente, un dólar barato ha incentivado la salida de divisas por turismo y el aumento de importaciones, generando déficits externos. El propio Presupuesto 2026 del Gobierno nacional proyecta un déficit externo hasta 2028.

Con un tipo de cambio real más competitivo, el BCRA podría comprar alrededor del 2,2% del PBI en dólares -unos 17.000 millones- sin generar presiones inflacionarias adicionales, según Barclays. Además, un cronograma preestablecido de compras fortalecería el compromiso de política cambiaria.

Por otro lado, el banco considera que el frente fiscal muestra signos positivos. Define como cumplida “la tarea fiscal” gracias al superávit primario del 1,5% del PBI, destacando el control sobre el gasto previsional y la cobertura tarifaria. Un repunte de la actividad económica, a partir de eventuales cambios, fortalecería aún más los ingresos fiscales.

Incluso en un escenario adverso para el oficialismo en las elecciones legislativas, Barclays cree que Milei podría preservar el superávit gracias al apoyo de suficientes legisladores para sostener vetos. No obstante, en el corto plazo, anticipan mayores tensiones cambiarias y una caída en las reservas.